Allende y Pinochet

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El 11 de Septiembre de 1973, Augusto Pinochet encabezó un golpe de estado para derrocar al Presidente de Chile, Salvador Allende, electo democráticamente en 1970. La Fuerza Aérea, el Ejército y la Armada de Chile unieron sus fuerzas militares y derrocaron al mandatario cuya ideología política tenía una clara inclinación al marxismo y la izquierda radical. Allende encabezaba una coalición electoral llamada Unidad Popular, mientras que Pinochet era un ex militar con ideas fascistas.

Estados Unidos, el principal opositor al comunismo y enemigo confeso de la URSS, jugó un papel importantísimo en el golpe de estado. El gobierno de Richard Nixon apoyó y financió a Pinochet en la planeación y la ejecución de este acto que tuvo trascendencia internacional y que lógicamente influyó en muchísimos sectores además del político, social y económico, llegando incluso a afectar eventos deportivos.

El 21 de Noviembre del mismo año, apenas dos meses y diez días después del golpe de estado, la selección chilena debía jugar el partido de vuelta del repechaje por las eliminatorias para la Copa del Mundo de Alemania 74 ante la Unión Soviética. En la ida habían igualado 0-0 en Moscú, pero para la vuelta el representativo europeo debía visitar el Estadio Nacional de Santiago, que durante el golpe de estado fue escenario de torturas y asesinatos, producto de la tensión política que reinaba en el país.

El gobierno de la URSS, claramente comunista, estaba aliado con Chile durante la administración de Allende, quien se suicidó el mismo día de su derrocamiento. De tal forma, prohibió a su selección presentarse a disputar el partido de vuelta en Santiago. El equipo local se presentó en el estadio, pero no había rival. El árbitro austriaco Eric Linemayr, designado por la FIFA, dio como ganador al equipo chileno, que contaba, entre otras figuras, con Carlos Reinoso. De esta forma Chile avanzó al Mundial de Alemania por la vía del default.

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