La muralla amarilla

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Por Ulises Vidaña

El Borussia Dortmund tiene una asistencia promedio a su estadio de 81,000 aficionados, de los cuales 24,000 se concentran en la parte sur, una grada sin divisiones donde se crea una gran muralla amarilla con ladrillos humanos. Una afición que constantemente está apoyando a su equipo, sea partido de liga, Champions League, o incluso si su equipo está al borde del descenso como ocurrió a finales de diciembre de 2014. La muralla amarilla de Borussia Dortmund siempre está ahí.

En el estadio Signal Iduna Park se construyó esta grada especial para los aficionados, la grada Sudtribune (tribuna del sur), que en el año de 1970 estaba construida para 12,000 aficionados, pero que se remodeló en 1990 ampliando al doble su capacidad.

En alguna ocasión, al mediocampista alemán del Manchester United, Bastian Schweinsteiger, cuando todavía jugaba para el Bayern Munich, se le preguntó qué era lo que más le preocupaba de los jugadores del Dortmund, a lo que respondió que no eran sus rivales su mayor preocupación sino la muralla amarilla, por lo ruidosos que son y lo que imponen a los jugadores que juegan en contra de su equipo.

Grandes personalidades que han vivido la experiencia de estar en la muralla amarilla afirman que es una experiencia única el estar en esa atmósfera que se genera al sur del estadio Signal Iduna Park, y describen que los 24,454 aficionados están todo el partido alentando a su equipo y que los jugadores siempre se acercan a la tribuna para agradecer a sus aficionados al terminar cada partido, con lo que la afición y el equipo se vuelven uno mismo.

Todos los equipos de futbol sueñan con tener una afición así de leal, que los apoye en cualquier momento sin importar las circunstancias y que haga su trabajo desde las gradas imponiéndose ante cualquier rival, una afición que se caracterice por su ruido, apoyo, ambiente, presión, cánticos y grandes emociones, pero sobre todo por su fidelidad.

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