¿Quién dijo que el fútbol y la solidaridad están peleados? Jesús Castro, arquero del Sporting de Gijón en la década de los 80’s, nos dejó una gran lección de humanismo, de valentía y de amor al prójimo. En el verano de 1993, mientras vacacionaba con su familia en las playas de Cantabria, el guardameta asturiano volteó su mirada hacia las peligrosas aguas del océano, incitado por los desgarradores gritos de dos chavales que luchaban por su vida. El “Maizón”, como era apodado en el ámbito futbolero, acudió al rescate de los pequeños sin reparar en el riesgo que corría su propia vida, lanzándose al agua como cuando salía sin miedo a los pies de los delanteros rivales.
Castro salvó la vida de los dos niños ingleses que turisteaban en Pechón, pero no pudo salvar la suya. En aquel instante, nada más morir, a sus 42 años de edad se transformó en una leyenda, mientras el mundo del fútbol era sacudido por una profunda consternación. Su heroico acto quedó inmortalizado con una placa en la playa cántabra, y su legado tanto humano como futbolístico está plasmado en Oviedo -en el barrio de la Corredoria, con una calle que lleva su nombre-, y en Gijón, en el Parque de los Hermanos Castro, anteriormente llamado Parque Inglés.
Sus compañeros de Sporting aún lo echan de menos, a más de 20 años de su partida. “Si sería bueno Jesús, que se tiró al mar sin reparos aún sin saber nadar”, dijo el ex futbolista Cundi, su gran amigo, quien agregó: “Si hubiese estado en el bosque y hubiese visto un incendio y personas amenazadas por el fuego, Jesús se hubiese metido igual entre las llamas para salvarlas”. Joaquín, otro ex compañero, recuerda: “Jesús era callado, pero precisamente por eso, cuando hablaba, todos le escuchaban. Y callaba cuando no tenía nada que decir, pero cuando un chaval llegaba nuevo al vestuario, Castro era el que más le arropaba. Por eso todos le queríamos. Por eso, y porque nos salvó tantos y tantos partidos…”
Castro defendió la valla del Sporting entre 1968 y 1984, jugando 471 partidos oficiales con el club de sus amores. Formó parte del mejor equipo que haya tenido la ciudad de Gijón en su historia, un equipo que a finales de los 70’s y principios de los 80’s le plantó cara a los poderosísimos Barcelona y Real Madrid, y que concretamente en 1978 obtuvo el subcampeonato de liga junto a su hermano mayor Quini (después fichado por el Barça y ganador de 5 Pichichis en su carrera) y otros nombres ilustres como Cundi, Jiménez, Mesa, Ferrero o Joaquín. Pero lo más importante: el “Maizón” le atajó y venció a la Muerte, pues aunque perdió su vida, logró salvar la de aquellos dos pequeños.
Texto de Adrián Ojeda con extractos de Relatos solidarios, Págs. 115-118. Fernando Polo.