Tras Cruz Azul en 2001 y Guadalajara en 2010, Tigres ha sido la tercera escuadra mexicana en alcanzar una final de la Copa Libertadores de América. Este miércoles se mete al Monumental de Nuñez para enfrentar a uno de los mejores equipos del continente, bicampeón de este torneo y que tiene un hambre de gloria continental que data de hace 19 años, cuando de la mano de Hernán Crespo ganaron por última vez la Copa.

La Máquina Cementera fue el primer club mexicano en alcanzar dicha proeza. Eran otras épocas, la Libertadores era una novedad, y aparte ayudó lo mediático que es este equipo. La cosa es que todo el país se volcó con el equipo cruzazulino y se generó una mágica comunión entre todas las aficionados. Se vio más como una cuestión patriótica que como apoyo a un equipo. Tras perder la ida como local 0-1, el equipo de Trejo viajó a Buenos Aires y ganó en La Bombonera con el mismo marcador, pero después en los penales salió airoso el equipo argentino.

Nueve años después, las Chivas se plantaron en la mismísima final y la disputaron contra el Inter de Porto Alegre, curiosamente el mismo equipo al que derrotaron los Tigres para acceder a esta final. Tal como había sucedido con el Cruz Azul, en territorio mexicano no se aprovechó la localía y los tapatíos viajaron a Brasil con desventaja en el marcador. La aduana se hizo más complicada y el ambiente hostil que le prepararon al Rebaño hizo que todo terminara en una gresca, con una dolorosa derrota incluida.

Ahora solo hubo que esperar un lustro para ver nuevamente a un equipo mexicano en el partido más importante del continente a nivel de clubes. Los Tigres tampoco pudieron sacar ventaja en el partido de ida, pero al menos no perdieron como sucedió en los dos antecedentes mencionados. Y además, armaron un equipo de ensueño con el objetivo de levantar la Copa que le falta al futbol mexicano de clubes. Considerando el resultado en el partido de ida, lo poderoso que es su plantel, la experiencia de su técnico y el respaldo de su gran afición, por más lejos que estén de Argentina, nunca antes había sido tan real la posibilidad de que la Copa Libertadores llegue a las vitrinas de un club mexicano.