La herida sigue abierta

Por Ulises Vidaña

La rivalidad entre nuestra selección y la de las barras y las estrellas ha existido por mucho tiempo, existiendo básicamente dos aspectos que la generaron: una es la cercanía de nuestro país con el vecino del norte y la otra es el superior nivel futbolístico en relación al resto de las selecciones de la región de CONCACAF. Estos dos factores han generado que a lo largo de los años, cada vez que estas dos selecciones se enfrentan den un extra, que no haya empate en la mente ni de mexicanos ni de estadounidenses. En este tipo de partidos, solo se piensa en la victoria.

La rivalidad ha ido creciendo con el tiempo gracias al desarrollo futbolístico que han tenido ambas selecciones, en especial la de Estados Unidos en los últimos años. Cada vez que uno de estos dos equipos se encuentra en un mejor momento futbolístico que el otro, obliga a su rival a incrementar su nivel, y cuando esto no sucede, incluso recurren al amor propio o a una cuestión patriótica dentro del campo.

Desde que en 2002, México y Estados Unidos se vieron las caras por primera y única vez en una Copa del Mundo, se sentó un precedente histórico. Y desde entonces, cada vez que se enfrentan se recuerda el histórico 2-0 a favor del equipo albiazul, resultado que el público americano le recuerda a los aficionados mexicanos constante y retadoramente.

A pesar de los últimos resultados adversos de la selección mexicana contra su similar de las barras y las estrellas, los mexicanos mantienen la ventaja histórica: en los 64 encuentros que han disputado, se han registrado 33 victorias para el equipo mexicano, 17 para el conjunto de los Estados Unidos y 14 empates.

Este 10 de octubre, los dos grandes rivales del área se estarán enfrentando en territorio americano para ver cuál consigue el boleto a la Copa Confederaciones. Evidentemente, tanto Ricardo Ferretti como Jürgen Klinsmann mandarán a la cancha del Rose Bowl a lo más selecto de sus plantillas para demostrar cuál es verdaderamente la selección que manda en CONCACAF, la que en dos años estará representándola en Rusia.

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