La devoción y el fanatismo hacia unos colores puede ser tan grande que inspiren a un artista para componer bellas canciones, himnos dedicados a un equipo de fútbol, tan profundos en su letra que más que canciones parecen poemas. Así es la cultura musical en el futbol:
«Es verdad… hay cosas más importantes que jugadores y cantantes, pero dime qué cosa sabe mejor que un continuo sufrimiento para llegar a la victoria, ellos se pueden romper las pelotas por mí… Solo el Inter.
A mí que estoy enamorado no vengan a contarme lo que el Inter debe hacer, porque para nosotros nada es normal, ni la derrota ni la victoria, siempre es la misma historia, una hora y media sin aliento… Solo el Inter, para mí, solo el Inter.
No puedo cambiar la bandera ni la camiseta nerazzurra de los campeones del pasado, que es la misma de los del presente, es de ellos el orgullo por la escuadra de Milán… Solo el Inter.
Y me viene ahora a la mente el abogado Prisco, quien decía que la Serie A era nuestro DNA, yo no me robo el campeonato y en la Serie B jamás he estado».
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