Ejemplo de vida

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Siendo delantero titular de la selección uruguaya, con la que jugó 46 partidos y marcó 14 goles, habiendo jugado en las ligas más importantes del futbol europeo como la italiana, la española y la inglesa, ya poco se podía pedir. Podrá decirse inclusive que cuando un jugador latinoamericano alcanza esas metas, podrá sentirse autorrealizado profesionalmente. Pero el enorme espíritu competitivo de Darío Silva lo hizo regresar a Uruguay para jugar los últimos años de su carrera en su país natal.

En lugar de encontrar la luz de las canchas, Silva se topó con la sombra de la tragedia. El destino le tenía deparada una mala jugada en la madrugada del 24 de Septiembre de 2006. La fiesta había sido larga y Silva regresaba a casa en compañía de dos amigos ex futbolistas, cuando su camioneta colisionó contra un poste de luz, saliendo despedido por la ventana y quedando su pierna atrapada bajo el poste, mientras sus compañeros tuvieron mejor suerte y sólo sufrieron contusiones leves.

Para Silva y su familia, la noticia era aterradora. El delantero charrúa perdería una pierna. Lo que vino después fue un proceso de terapias psicológicas y lógicamente, el fin de su carrera futbolística, una carrera que tuvo momentos de gran altura, como cuando formó parte de la selección uruguaya en el Mundial del 2002 o cuando marcó, jugando para el Málaga, el gol más rápido en la historia de la liga española, a los siete segundos de un partido contra el Valladolid. Pero todos los galardones que pudo obtener en el futbol son poca cosa comparados con su fortaleza para superar esta terrible adversidad.

En todo el tiempo que Darío estuvo entre hospitales, médicos, visitas y prensa, su actitud fue un ejemplo para mucha gente dentro y fuera de Uruguay, incluso para quienes se derrumban por problemas menores. Él se siente un afortunado, y ha dicho que el accidente fue solo una advertencia. “Es inevitable que la gente se olvide de los futbolistas cuando se retiran, pero de mí no se olvidan. Perdí una pierna, ¿y qué? Por suerte lo puedo contar. El médico hizo lo que tenía que hacer, me estaba muriendo”, dijo Silva, quien no recuerda el nombre del doctor que lo atendió y le salvó la vida, pero curiosamente recuerda que era hincha del Nacional, el eterno rival del Peñarol y club de los amores de Silva. “Siempre que lo veo, le hago la broma: me cortaste la pierna para que no jugara contra Nacional, ¿verdad?”

Darío Silva actualmente tiene 40 años y se dedica a la crianza de caballos de carrera. Tiene una prótesis en el lugar de su pierna derecha e incluso ha jugado ya algunas “cascaritas” de beneficencia. El ex futbolista estuvo a punto de acudir a los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 en remo y ahora su personalidad proactiva y polifacética le ha hecho voltear sus ojos hacia la política para postularse a un cargo público en las próximas elecciones de la población de Rocha.