El día que Mourinho hizo debutar a Xavi

El autobús del FC Barcelona está a punto de llegar a Lleida. Son las 6:50 de la tarde y afuera está oscuro y hace frío. En la expedición azulgrana se mezclan la ilusión y la resignación. La ilusión es de los más chicos, los canteranos. Para la vieja guardia parece un suplicio ir a jugar este partido de semifinales de la Copa Catalunya. Vítor Baia, Sonny Anderson, Couto, De la Peña y compañía, están sentados en la parte central del autobús, sin hacerles mucho caso a los juveniles, escuchando música o perdiendo la mirada por la ventana.

En ese grupo de juveniles está un tal Xavi Hernández, de 18 años. Louis Van Gaal no ha viajado con el equipo y al frente está José Mourinho. Es el 24 de Marzo de 1998. El portugués decide el once titular y en él incluye a Xavi. De los cracks, solamente alinea al defensor central Fernando Couto y al delantero Pizzi. Aparece en escena también el jovencito llamado Carles Puyol, quien ya había tenido más roce profesional con el primer equipo.

Xavi, todavía con su cara de niño, tenía ya algunos días siendo llamado por Van Gaal para entrenar junto a las estrellas del primer equipo en La Masía. Pero ese día recibe la noticia que todo novato espera: no debía ponerse la casaca de entrenamiento sino el jersey oficial. Y encima de todo, le han asignado el dorsal número 4, el que hizo mítico Josep Guardiola en su etapa como jugador blaugrana. El chaval siente frío, en parte porque esa época del año en Lleida suele ser muy fresca, pero también son los nervios del debut. El nacido en Terrassa estaba por cumplir su sueño: jugar al futbol y hacerlo con el equipo de sus amores.

El Barcelona gana aquel partido 1-2 con un doblete de Jofre Mateu. El gol del Lleida, en los minutos finales, lo marca Tito Vilanova, un hombre que tiempo después, volvería a encontrarse con Xavi para hacer juntos un camino lleno de gloria. Mourinho y Vilanova también se encontrarían en un escenario gigantesco, inmensamente mayor al Camp d’Esports de Lleida: un derby español entre Merengues y Culés en el que el lusitano picaría los ojos del entonces auxiliar de Guardiola.

No muchos recuerdan el pasado de Mou con el club catalán. Pero quienes sí lo tienen presente, quizá no hubieran imaginado que él debutó a Xavi con el primer equipo. Después se estrenaría en Mallorca en un partido oficial, pero en Lleida comenzó la historia real del romance entre Xavi Hernández Creus y el Barcelona. ¿Quién lo diría? Lo que parecía un partido común y corriente se convirtió con el paso del tiempo en una leyenda, no por lo que sucedió en la cancha sino porque el destino ya lo había marcado como un día especial y lleno de coincidencias entre actores secundarios que luego se convirtieron en personajes principales del fútbol mundial.

Texto de Adrián Ojeda con extractos de Relatos solidarios, Págs. 35-37. Bernat Soler.

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