Un campeón contra la adversidad

Y nuevamente ladró el underdog. Las Águilas de Filadelfia ganaron su primer Superbowl tras estar abajo en las apuestas por tercera semana consecutiva. El apodo hace alusión al equipo inferior en las apuestas, y esa fue la primera adversidad de las muchas con las que este equipo tuvo que lidiar desde Septiembre pasado hasta llegar al partido más importante de la temporada.

Nadie daba un peso por ellos cuando comenzó la temporada. Por cada dólar apostado por las Águilas, la ganancia era de 3800. Por supuesto que conforme fue avanzado la campaña, el escepticismo se fue esfumando y las casas de apuestas fueron ajustando sus momios, dando cada vez más favoritismo a los emplumados. El impresionante arranque con 10 triunfos en los primeros 11 partidos presagiaba una temporada de ensueño, hasta que…

La lesión de Carson Wentz, que estaba teniendo un año de ensueño, hizo que las expectativas de campeonato disminuyeran dramáticamente para todo el mundo, excepto para el propio equipo, que se puso al servicio de un líder que no aparecía en el guión. Y así, Nick Foles tomó la batuta del equipo verde, y los fue guiando con algunos sobresaltos hacia la postemporada.

Ya en ella, las Águilas tuvieron que remar contra corriente en todo momento. Primero, porque a pesar de ser el primer sembrado de la Conferencia, nadie los tomaba en serio. De hecho, y como un caso inédito, Filadelfia saltó a su propio campo como la víctima ante el sexto lugar y entonces todavía vigente campeón de la NFC, los Halcones Negros de Atlanta, con todo y sus súper estrellas. Basándose en una agresiva defensa, el equipo de Doug Pederson maniató a Matt Ryan, Julio Jones y Devonta Freeman.

 

 

En el Juego de Campeonato, nuevamente Filadelfia lucía como el escalón de unos Vikingos ultra motivados por su milagroso triunfo ante Nueva Orleans y por el hecho de convertirse en el primer equipo de la historia en jugar el Superbowl en casa. Y otra vez, luchando ante la adversidad, ya con el trauma de Carson Wentz superado y con un Nick Foles cada vez más afianzado como mariscal de campo titular, los emplumados aplastaron sin misericordia a Minnesota. El viaje, precisamente a Minneapolis, estaba hecho.

¿El rival? Nada menos que los súper poderosos Patriotas de Tom Brady, recién nombrado MVP de la temporada y cinco veces campeón del Superbowl. Si nadie les concedía esperanzas ante Atlanta y Minnesota, mucho menos lo harían ante una franquicia de dinastía como lo es Nueva Inglaterra. El guión era perfecto: el héroe inesperado ante el mejor mariscal de campo de todos los tiempos. Lo único que faltaba era escribir el desenlace, ese último capítulo cuyo final nuevamente estaba en las manos de Nick Foles, un jugador que ante su condición de suplente, en las próximas semanas saldrá de Filadelfia para buscar un rumbo nuevo. Y así, como si de un cuento se tratara, esas máscaras de perro fueron cambiadas por anillos de campeón.

 

Deja una respuesta