Solo uno más…

Ruidíaz

Tres años de sufrimiento se definen en un solo partido. El Mundial de Brasil acababa de terminar y tres jugadores del Morelia habían entrado en la lista final de convocados en sus respectivas selecciones, sacando la espina que había quedado tras la injusta exclusión de Miguel Sabah en Sudáfrica 2010. Aldo Leao se lesionó y quedó fuera del plantel colombiano, pero Egidio Arévalo y Jefferson Montero sí fueron a la Copa del Mundo como jugadores del Morelia. Se había armado un equipazo, que además venía de ser campeón de Copa seis meses atrás.

En un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. El exilio de estrellas comenzó con la salida de Leao al Atlas, Montero al Swansea de la Liga Premier inglesa y el uruguayo Arévalo a los Tigres. También se fueron Federico Vilar, Enrique Pérez, Héctor Mancilla y otros elementos que habían resultado fundamentales no solamente para la obtención de la Copa, sino para lograr una estabilidad que los había llevado a los primeros lugares de la tabla porcentual sin ningún problema de descenso, incluso por encima de equipos como Tigres, Monterrey y Pachuca.

Y ahí comenzó el periplo. ¡Cómo cambia la vida en tres años! Y esos tres años los podemos dividir justamente en tres etapas muy marcadas: el primero fue el que tiene al equipo en la situación en la que está, con solamente 23 puntos ¡en todo el año! Después vino la etapa más estable del club al mando de Enrique Meza, un señor en toda la extensión de la palabra, que (algunos ya lo olvidaron) hizo 51 puntos en el año futbolístico 2015-16 terminando como quinto lugar general e incluso regresando al Morelia a una liguilla, y la tercera etapa, la actual, en la que se están jugando la vida los futbolistas de este plantel, tratando de salvar todo lo malo que se hizo en la nefasta 2014-15 y, también hay que decirlo, sacando renta de la buena temporada anterior. En año y medio, el equipo michoacano ha remontado ¡31 puntos!…¡31 puntos! que tenían de ventaja los chiapanecos. Eso merece un enorme reconocimiento y el premio de quedarse en Primera.

Hoy, todo ese viacrucis se reduce a un partido. Morelia tiene en sus manos la salvación y si gana en Monterrey, no importará lo que suceda en ninguna otra cancha. A mí me encantaría ver a un equipo con personalidad, con la ambición de ganar el partido, sin ningún complejo frente a un rival que, siendo respetable, dio una pésima imagen en Veracruz y que tampoco es que sea invencible. ¿Morelia le puede ganar al Monterrey? Por supuesto, y en cualquier cancha. Y con esa actitud tiene que jugar el sábado, con la de ganar. El empate no sirve de nada porque al empatar, estaría dejando el destino en manos de Jaguares. Y las cosas no están como para andar tentando al destino, y menos después de tanto esfuerzo y tanto sufrimiento en estos tres años. Llegar a la última jornada con vida, con más vida que Chiapas, es una bendición, a como pintaban las cosas semanas atrás, meses atrás, y años atrás. No podemos desaprovechar esta oportunidad. No podemos pensar que el Monterrey es el Real Madrid. Al Monterrey hay que ir y ganarle en su estadio. Me encantaría que el Morelia se salvara, que firmara su salvación, ganando este último partido. Que demuestre (y estoy seguro que así será) que tiene una plantilla de Primera División, una afición de Primera División. Gracias a todos los que han puesto su granito de arena para que el sueño siga vivo hasta el último aliento. Algunos ya no están, pero cada gol, cada atajada, cada balón peleado, han servido para mantenernos vivos. Solo uno más querido More, solo uno más…

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