En una época en la que los grandes cracks del fútbol mundial optan por terminar sus carreras en ligas exóticas pero poderosas económicamente como Qatar, Australia, China, Emiratos Árabes o incluso Estados Unidos, Ronaldinho y el Querétaro confabularon para darnos la ventura de disfrutar de la magia de su fútbol cada fin de semana. Un Balón de Oro, un hombre que dominó la escena del fútbol a nivel mundial durante al menos un lustro, hoy juega en la Liga MX.  

Así como de repente a nuestras vidas llegan personas que la iluminan, así Ronaldinho llegó a México para iluminar una liga que se escondía entre las sombras de la mediocridad. No es suficiente un jugador para levantar por sí solo el nivel de una competencia en la que participan dieciocho equipos, pero sí ayuda muchísimo en otros aspectos. Un jugador de esa jerarquía tiene millones de fans en todo el mundo, juegue en el equipo que juegue. Por ende, desde su fichaje, gente de todos los rincones del planeta voltearon sus ojos hacia nuestro país pendientes del día de su debut (por cierto, desafortunado ante Tigres), del día de su primer gol ante Guadalajara y hasta de los lugares que frecuenta en sus tiempos libres en la cuidad de Querétaro. Reconocidos medios internacionales como USA Today, Eurosport y Marca, han seguido los pasos que ha dado en territorio mexicano quien fuera el mejor jugador del mundo a mediados de la década pasada.

Nunca antes en la historia del fútbol mexicano, una estrella de este nivel había llegado a nuestra liga. Podremos recordar al menos una decena de grandes jugadores que en la parte final de sus carreras deleitaron a la afición azteca, pero ninguno de ellos dominó el fútbol mundial en su mejor época como lo hizo Ronaldinho.

Quizá Eusebio sea el que más cerca haya estado de codearse con él como referente histórico del balompié mundial. La Pantera Negra, que jugó en 1975 para los Rayados de Monterrey, fue considerado de manera unánime por la FIFA y un panel de especialistas como uno de los diez mejores jugadores del siglo pasado.

Emilio Butragueño, Michel, Bebeto, Vavá, Bernd Schuster, Iván Zamorano y Gregorz Lato son otras de las estrellas mundiales que vinieron a México en el ocaso de sus carreras futbolísticas. Algunos de ellos fueron campeones del mundo, otros máximos goleadores en Copas del Mundo, otros campeones de goleo en grandes ligas europeas, pero ninguno de ellos alcanzó los niveles del hoy jugador del Querétaro.

Dinho en su tierra

Las divisiones inferiores del Gremio le dieron al mundo del fútbol una joya que empezó a brillar en 1998 y que apenas un año después, se consolidaría como la mayor promesa brasileña gracias a una pasmosa habilidad para driblar, a su técnica superlativa y a una inteligencia suprema para jugar al fútbol. Ronaldinho Gaucho estuvo tres años en el club que lo vio nacer antes de emprender la aventura europea. Fueron exactamente diez años en Europa y a su regreso a Brasil, hubo quien afirmó que ya era un cartucho quemado. Sin embargo, la magia nunca escapa de los botines de un jugador de esa magnitud. Si siguen en activo jugadores de mayor edad como Frank Lampard, Didier Drogba, Xavi y Francesco Totti, jugando al máximo nivel, quizá Ronaldinho todavía tenía algo de combustible en el tanque para seguir derramando talento en el Viejo Continente. Pero su ilusión por ganar una Copa Libertadores lo trajo de vuelta a América, desembarcando en el Flamengo, donde estuvo poco más de un año antes de llegar al Atlético Mineiro, escuadra con la que finalmente cumplió su sueño de levantar el trofeo de clubes más anhelado del continente.

París, Barcelona, Milán

Gracias a Ronaldinho, no estamos hablando de capitales de la moda, sino del fútbol. Por azares del destino, el crack jugó siempre en clubes de ciudades cosmopolitas, llenas de glamour y vida nocturna, por lo cual no resultaba extraño que el brasileño se contagiara un poco y comenzara a frecuentar bares y antros, al puro estilo de su compatriota y también ex blaugrana Romario. Pero cuando el talento es superior a la disciplina, esto se nota en el campo. Llegado el momento de saltar a la cancha, toda su fama de fiestero pasaba a segundo término y entonces comenzaba el show: regates, goles increíbles, maestría en sus tiros libres, asistencias con la espalda, caños, taconazos y sus célebres elásticas y pases “no-look”.

Podríamos hablar horas y horas de todo lo que consiguió Ronaldinho en Europa, de sus Balones de Oro, sus Ligas y sus Champions, pero todas sus hazañas se resumen en una escena imborrable: la grada del Santiago Bernabéu aplaudiéndole de pie tras humillar al odiado rival. Eso es algo que muy pocos jugadores en la historia pueden presumir. Y si los hinchas del Madrid se rindieron a sus pies, ¿cómo no habría de hacerlo el mundo entero?

París fue la ciudad que le dio la bienvenida a Europa, Barcelona la que lo consagró como el mejor del mundo, y Milán la que vio las últimas pinceladas de buen fútbol que dejó en aquel continente.

“El fútbol representa para mí muchas emociones. Un sentimiento diferente cada día”: Ronaldinho.

“La mejor fiesta está dentro de la cancha”: Ronaldinho, sobre su gusto por la vida nocturna. 

“Ronaldinho fue mi maestro y quien más me arropó en el vestuario. El Barcelona debe estar siempre agradecido con él porque revolucionó a este equipo”: Lionel Messi.

“Ronaldinho era mágico. Las cosas que era capaz de hacer con el balón eran fenomenales”: Neymar.

“Yo temía a Ronaldinho. Era intratable y temido por todos sus rivales”: Iker Casillas

Pentacampeón

Ronaldinho representó durante muchos años la esencia del fútbol brasileño y de la selección verdeamarela: fue el jugador que puso la magia en el último campeonato mundial conquistado por su país. Ronaldinho tenía la libertad para crear el juego, Rivaldo era el cerebro y el Fenómeno Ronaldo las metía.

El hombre de la eterna sonrisa había debutado con la camiseta de su país en un amistoso ante Letonia en 1999 y curiosamente, una de sus primeras vitrinas internacionales fue la Copa Confederaciones de México, así como la Copa América de Paraguay en el mismo año. Wanderley Luxemburgo fue el entrenador que le dio la primera oportunidad como seleccionado de Brasil, comenzando así una larga y exitosa trayectoria en la cual conquistó todos los trofeos posibles a nivel de selecciones mayores: Mundial, Copa América y Copa Confederaciones. Parece increíble, pero Ronaldinho solamente jugó dos Copas del Mundo, la de 2002 en la que salió campeón, y la de 2006 cuando su selección cayó en cuartos de final ante Francia. Entrenadores mezquinos y caprichosos nos privaron de verlo en 2010 y sobretodo, en 2014. ¡Cómo le hizo falta a Brasil en la pasada Copa del Mundo!

Fuera de la cancha 

Ronaldinho de Assis Moreira nació el 21 de Marzo de 1980 en Porto Alegre, Brasil.

Su padre fue futbolista pero nunca destacó a nivel profesional. Falleció cuando Ronaldinho tenía apenas 8 años de edad.

Su hermano Roberto jugó en los Tecos de la UAG y hoy en día es su representante.

Su hermana Deisy está encargada de su oficina de prensa.

Tiene un hijo llamado Joao, fruto de una relación con la bailarina brasileña Janaina Mendes.

Su fascinación por la noche y los excesos le ha ocasionado problemas en sus clubes debido a escándalos relacionados al alcohol y las fiestas.