Recuperando la memoria

Yo también odio las rotaciones. A mí también me dolieron en lo más profundo de mi orgullo mexicano cada uno de los 11 goles que nos recetaron entre chilenos y alemanes. Y en muchas ocasiones tampoco me gusta cómo juega la selección nacional. Pero antes de crucificar a un señor que ha venido a nuestro país a trabajar de manera honrada, me gustaría recuperar la memoria compartiendo algunos datos.

México clasificó a la Copa del Mundo con tres jornadas de anticipación. Esto es, 270 minutos antes del último silbatazo del hexagonal. Hace cuatro años, estuvo a un minuto de quedar eliminado del Mundial de Brasil. Al final, y de manera milagrosa, lo consiguió. Fue el invitado número 31 de los 32 que fueron a la Copa, solamente por una cuestión de diferencia de horarios con el Uruguay-Jordania. Ahora, solamente cuatro equipos sellaron su pasaporte a Rusia 2018 antes que El Tri.

En 14 partidos de eliminatoria, México registra 10 triunfos y 4 empates. No ha conocido la derrota y solamente le quedan dos partidos por jugar. El Azteca ha vuelto a ser un fortín, y a muchos ya se les olvidó que en el hexagonal rumbo a Brasil, el representativo nacional solamente pudo ganar uno de los cinco partidos que jugó en Santa Ursula, y eso gracias a la milagrosa, bella y dramática chilena de Raúl Jiménez.

¿Hace cuánto que México no calificaba caminando? Muchos de los principales detractores de Juan Carlos Osorio todavía ni nacían la última vez que una selección mexicana había ganado en Honduras, y con toda seguridad más de la mitad de los aficionados mexicanos, no sabíamos que se sentía ganar un partido eliminatorio en Estados Unidos. A punto estuvieron de hacerlo también en Costa Rica, aunque para la última victoria en San José solo habría que remontarnos a la era del Chepo De la Torre.

Señor Osorio, a mí también me gustaría ver otro México cuando se enfrenta a potencias del fútbol mundial, y si lo tuviera enfrente le diría que mande al diablo las rotaciones y que nunca voy a entender por qué Vela no jugó contra Alemania, pero también le diría que mande al diablo a quienes le insultaron en el aeropuerto, y a todos los hinchas que perdieron la memoria y que se habían acostumbrado a sufrir en los caminos tormentosos a donde les llevaron sus antecesores en el banquillo tricolor.

¡Ah! Y a los que ya se habían olvidado de lo que era calificar a un Mundial «caminando» y que Usted ahora se encargó de recordárselos…

 

 

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