Siendo año mundialista el que está por terminar, nos enfocaremos en las cuatro grandes decepciones de la Copa del Mundo, cuatro selecciones europeas que, entre el pretexto del calor y un bajo rendimiento futbolístico, quedaron a deber muchísimo y se marcharon a casa apenas disputar sus tres partidos de primera fase.

La España de antes. La Roja que llegaba como favorita siempre a los Mundiales y que se iba con las manos vacías. La que llenaba de expectativas a toda una nación y terminaba por decepcionar. En Brasil 2014, el equipo español no se pareció en nada al del presente, sí mucho al del pasado. Pero en estos seis años de rebeldía, iniciada en 2008 bajo el mando del hoy desaparecido Luis Aragonés y culminada de manera brillante por Vicente Del Bosque, la pelota fue tratada de forma maravillosa por una generación que subió al cielo en dos Eurocopas y un Mundial. Si el aficionado neutral agradece esos seis años de “tiki-taka”, el hincha español deberá sentirse sumamente orgulloso de sus jugadores, aunque el final de esta era, con esa imagen bochornosa ante Holanda y Chile, haya sido más duro y triste de lo que debió ser.

Inglaterra volvió a fallar. Por otro lado, Inglaterra ofreció su mejor versión mundialista de los últimos veinte años, y aún así se tuvo que marchar a casa tras apenas disputar sus tres partidos de la primera ronda. Es verdad que su malaria comenzó desde el 6 de Diciembre del año pasado, cuando la FIFA, con sus inventos locos, realizó un sorteo sumamente disparejo, tanto que había grupos con cuatro equipos sin la más mínima historia, y otros, particularmente el D, con tres campeones del mundo. Fue el de la Muerte desde el primer momento y así lo entendió Inglaterra, que se presentó en Brasil con una selección renovada y con un mejor fútbol del que se esperaba. Sin embargo, tuvo enfrente primero a Italia y después a Uruguay. El equipo de La Rosa mereció mejor suerte, pero esta vez ni jugando tan bien al fútbol les alcanzó…

Italia, asfixiada. La azzurra parecía encaminarse a una cómoda clasificación para la segunda ronda tras derrotar en su debut 2-1 a Inglaterra, en el papel el rival más fuerte del grupo. Pero tras esa gran exhibición, a los italianos se les nubló el cielo y no volvieron a encontrar el marco rival para despedirse así del Mundial en primera ronda, tal como ocurrió en 2010. El fracaso significó la salida de Cesare Prandelli, quien le había dado una nueva fisonomía a la selección, pero que en los dos últimos partidos en Brasil traicionó su estilo ofensivo y regresó a un catenaccio que lo condenó.

Portugal, con todo y CR7. Con el mejor jugador del mundo en sus filas, los lusitanos no alcanzaron ni siquiera la segunda fase de la Copa de Mundo. El grupo era complicado, sí, pero Portugal dejó una muy mala impresión desde el mismo día de su debut, cayendo con un escandaloso 4-0 ante Alemania. El posterior empate ante Estados Unidos y el triunfo ante Ghana, no sirvieron para evitar el fracaso portugués, que vio reflejado a nivel colectivo, el pésimo Mundial de su máxima estrella, Cristiano Ronaldo.