Por Ulises Vidaña

La conducta dentro del campo de juego no siempre ha sido controlada como la conocemos hoy en día. Antes de que existieran las tarjetas amarillas y roja, la manera con la que los árbitros amonestaban a los jugadores era de un modo verbal y las expulsiones se manejaban de la misma manera. Este sistema fue utilizado por varios años hasta que en el Mundial de Inglaterra de 1966 hubo una confusión con una amonestación hacia Bobby Charlton, pues en el campo de juego nadie se percató de la amonestación, misma que fue publicada por la prensa al día siguiente, lo que generó una protesta por parte del seleccionador inglés.

El ex árbitro inglés Keneth George Aston ideó una manera de marcar las amonestaciones para que todas las personas dentro del campo de juego se percatasen de quién había sido amonestado, basándose en los colores de un semáforo amarillo como precaución y rojo como peligro, que sería el color de la expulsión. Fue un sistema que se adoptó por primera vez en el Mundial de México 1970, el sistema de control de la conducta deportiva que conocemos hoy en día.

Pero, ¿qué pasa con los jugadores que juegan por las reglas del “fair play”?. Así como a los jugadores se les sanciona por su conducta anti deportiva con las tarjetas amarilla y roja, debería de haber una tarjeta que beneficie a los jugadores que tienen buena conducta dentro del campo de juego.

Este año en la Serie B del futbol italiano, los árbitros llevarán una tarjeta más en sus bolsillos, la tarjeta verde, misma que será mostrada a los jugadores que tengan acciones de “fair play” dentro del campo de juego. Todavía no es clara cuál será la recompensa para aquellos futbolistas que se les muestre esta tarjeta, así como con la sanción de partidos por tarjetas amarillas y rojas, pero será el primer año en el que la nueva tarjeta verde sea utilizada en una competencia a nivel profesional. ¿Tendrá éxito la tarjeta verde y se irá implementando en otras competencias europeas? No sabemos, habrá que esperar al final de esta temporada para saberlo.