Equipos grandes. ¿Técnicos chicos?

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En un lapso menor a una semana, el América y Cruz Azul decidieron cesar a sus técnicos. A priori, mucho más esperada la decisión del equipo cementero y sorpresiva la de los azulcremas. Pero algo hay en común: en ambos casos, el nuevo entrenador llega bajo un entorno de cuestionamientos acerca de su capacidad para dirigir en dos de los equipos más mediáticos del futbol mexicano. Entonces, ¿están capacitados o no?

Vayamos por partes. No dejo de reconocer la capacidad de Sergio Bueno. Pero a lo largo de su carrera se ha encasillado como un director técnico ideal para equipos de presupuesto medio que aspiran a competirle a los grandes. A competir nada más. No más allá. No con aspiraciones reales de campeonato. Lo ha hecho bien y eso es meritorio, aunque con todo respeto no es lo mismo Celaya, San Luis, Veracruz y Jaguares, que Cruz Azul.

En su favor, el beneficio de la duda. Nunca lo hemos visto en un equipo de los llamados cuatro grandes del fútbol mexicano. Y si nunca ha tenido esa oportunidad, entonces no podemos hablar de un fracaso suyo en un club de esa magnitud. Pero también es un arma de doble filo: como puede ser que despunte su carrera y encuentre la consagración como entrenador, como también puede ser que el paquete le quede grande y su paso por el Cruz Azul quede como uno más de los muchos que se han ido sin pena ni gloria.

A este equipo le urge ser campeón. Y no es que tenga algo en contra de Bueno, al contrario, creo que en algún momento merecía la oportunidad de dirigir a un grande. El problema es que éste no parece ser ni el momento ni el equipo ideal. La propuesta pare él era imposible de rechazar, pero para el Cruz Azul, ¿es el técnico ideal? ¿Es el que va a terminar con esa sequía que parece interminable? No parece serlo, hoy en día. Quizá un poco antes, quizá un poco después. Hoy no.

Cruz Azul dejó ir la oportunidad de contratar a un gran técnico que increíblemente dejó ir su odiado rival, el América, apenas seis meses después de su llegada. Parece que la directiva celeste piensa en todo, menos en su afición. ¿Se imaginan el impacto mediático que hubiese tenido el fichaje de Matosas? ¿Se imaginan cómo hubiese crecido aún más la rivalidad? ¿Y si un técnico que ya fue bicampeón los hacía campeones?

¿Será entonces que ya no se exige demasiado para fichar a un técnico para un equipo grande? Vayamos entonces con Ignacio Ambriz. A diferencia de Bueno, Ambriz sí tuvo ya la oportunidad de dirigir a un club con todos los reflectores. Fue nada más y nada menos que al Guadalajara, el máximo rival del equipo que hoy dirige. Le fue mal. Tan mal que solamente dirigió 18 partidos, de los cuales ganó 5, perdió 9 y empató el resto.

El Querétaro no es ningún club de prosapia. Pero Ambriz lo dirigió en las mejores circunstancias posibles, en la mejor época desde el punto de vista administrativo y económico en sus 65 años de historia. Primero descendió. Después compraron una franquicia y le armaron un equipo bastante digno. Lo que él no pudo hacer en tres torneos, lo hizo Víctor Manuel Vucetich en diez partidos. Quizá no sea mal entrenador, pero de elite no es. Y el «Ame» siempre presume de tener lo mejor.

Miente Ricardo Peláez al decir que cuando Miguel Herrera llegó al América, estaba en condiciones similares a las que hoy tiene Nacho Ambriz. Sí, un descenso en sus espaldas. Sí, cero títulos. Pero desde su llegada, Herrera tenía tres cosas que hoy Ambriz no tiene: había llegado a dos finales de liga, había logrado que sus equipos jugaran bien a la pelota, y tenía carisma, esa que no se compra en la tienda de la esquina. Así las cosas con Cruz Azul, América y los técnicos con los que habrán de encarar el torneo de Apertura 2015 (y quizá no muchos más).

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