Ellas…

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Tan rápido como un abrir y cerrar de ojos, el tiempo ha pasado y ya van siete Copas del Mundo de la FIFA en su categoría femenil. Fue en 1991 cuando China albergó la primera edición ante el escepticismo de la opinión internacional, que dudaba acerca del éxito del evento (medible en el interés del público, de los patrocinadores, y de las cadenas de televisión) y por supuesto, de la continuidad del mismo.

24 años después, Canadá 2015 es la séptima Copa, los partidos se transmiten a todo el mundo y las mejores jugadoras y entrenadoras del mundo tienen sus propias nominaciones en los Balones de Oro, además de que pueden competir con los hombres en el Premio Puskas. Es verdad que todavía se ven estadios a la mitad de su aforo en pleno Mundial, pero hay que reconocer que la FIFA, tan cuestionada en estos días, va por el camino correcto en el balompié femenil.

Está muy claro quiénes son las potencias en el fútbol de mujeres. Si revisamos la historia, en las siete Copas del Mundo anteriores, se ha repetido claramente un patrón. Estados Unidos, Alemania, algún país nórdico y otro asiático siempre están entre las mejores del mundo. Las estadounidenses y las alemanas encabezan la tabla histórica con dos títulos cada una, Noruega tiene uno y Japón otro, conquistado en la más reciente edición Alemania 2011.

Estamos ya en la fase cuartos de final de Canadá 2015 y nuevamente predomina la presencia de asiáticas, norteamericanas y europeas, aunque esta vez sorprendió muchísimo la derrota de Brasil ante Australia y la de Noruega a manos de la selección inglesa. De darse la lógica, Alemania y Estados Unidos jugarían una semifinal de alarido, y Japón la otra ante el ganador del cerradísimo duelo entre Inglaterra y las anfitrionas. Tampoco podemos descartar a las francesas, que juegan maravillosamente al fútbol. Si faltara un motivo para seguir las rondas decisivas del Mundial, basta con ver la foto que engalana este artículo.

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