Como en los años 40

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¿Quién dijo que las distancias en el fútbol se han acortado? Lo que aprendimos este fin de semana es que las distancias se siguen incrementando en el balompié internacional, que las goleadas son cosa de todas las jornadas en Alemania, en España, en Italia y en menor medida, pero sin quedar exenta, en la liga inglesa. Lo peor de esta disparidad es que está sucediendo también en la Liga de Campeones, el que en teoría debería ser el torneo más parejo del mundo porque en él juegan los clubes que pertenecen a la elite europea.

Tal cual como sucedía en los años 40 del siglo pasado, ahora es hasta cierto punto normal encontrarnos con goleadas de 5, 6, 7 y hasta 8 goles de diferencia cada semana. Cuando en la cancha hay equipos como el Bayern Munich, Real Madrid, Chelsea, Barcelona, Juventus o PSG, un 4-0 se podría catalogar como un resultado hasta «decente» para el pobre, débil, miserable y paupérrimo rival, cuyo presupuesto es diez veces menor que el de su verdugo.

Ese maldito problema del dinero es el que tiene al fútbol tan dañado. Un tibio esbozo de Fair Play financiero que no ha servido para nada, ha sido el único intento por hacer de este deporte algo más atractivo para el aficionado, porque al sexto o séptimo gol el único que en realidad lo pasa bien, es el hincha del equipo «poderoso» y goleador, entrecomillado poderoso porque ganar 7-0 cuando hay 300 millones de euros de ventaja tiene el mismo mérito de un equipo de preparatoria venciendo 7-0 a unos niños de primaria.

El 8-0 del Bayern Munich al Hamburgo no refleja más que esa triste realidad del presente. No es agradable para ninguna de las partes que eso suceda, ni siquiera para los jugadores del equipo vencedor. Quizá, como ya se señaló, el único que lo disfruta es el aficionado del equipo que arrasa. Aquellas goleadas de escándalo que vieron nuestros abuelos y que leímos en los libros de historia del fútbol, hoy están de regreso y forman parte ya de la cotidianidad. Ah, por cierto, el Barcelona venció 5-0 al Levante, pero casi lo omitimos porque cinco ya son pocos en pleno 2015…

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