Blanca ingratitud

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Por ADRIÁN OJEDA

En ocasiones, el futbol es ingrato. Pero en otras ocasiones, quien es ingrato no es el futbol en sí, sino ciertos personajes que forman parte de él. El Real Madrid es experto en ingratitudes. A ciencia cierta, nadie sabe cómo se trabaja en ese club, o qué tiene que hacerse para permanecer en él. Si no fuera por el presupuesto millonario con que cuentan cada año para sus fichajes, este equipo seguramente sufriría los efectos de esas decisiones directivas tan extrañas, tan tajantes y tan viscerales. No lo sufre porque se puede dar el lujo de echar a un entrenador y tres o cuatro superestrellas cada temporada, abrir la chequera y traer otros tantos de calidad similar o superior.

El Real Madrid tiene que entender que no todos los años va a ganar todo. Que fuera de esa esfera en la que viven, hay otros clubes capaces de competirles y vencerlos. Es cierto que la exigencia en ese club es altísima, que siempre debe estar peleando los títulos de los torneos en los que participa, pero más cierto es, que la soberbia les ha jugado malas pasadas en muchas ocasiones, y que su éxito en los últimos diez años es raquítico si los comparamos con la inversión realizada en el mismo lapso.

Quizá la mejor época en esta última década haya sido precisamente con Carlo Ancelotti, que acaba de ser destituido. Por el simple hecho de ganar la Champions League y de terminar con un ayuno de 12 años sin obtener el trofeo más importante de Europa, el italiano fue más exitoso que todos sus predecesores. No ganó la liga, pero a cambio obtuvo esa Orejona que era la obsesión del madridismo, además de una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes. Pero esto no ha sido suficiente. Entonces, en Madrid nada es suficiente.

Jürgen Klopp, Michel y Rafael Benítez son los tres nombres que más fuerte suenan para ocupar el cargo. Con todo respeto, ninguno le llega a los talones a Ancelotti. Al alemán podríamos irlo descartando pues el mismo Florentino Pérez declaró que le gustaría que el nuevo Míster hablara castellano; Miguel González nunca ha dirigido a un equipo importante y Benítez se encargó de deshacer en dos temporadas todo lo bueno que había construido en el Nápoles Walter Mazzarri. Pero, con lo raro que es este club, podría ser que ese fracaso estrepitoso marque el antecedente de la llegada de Benítez a Madrid.

9 entrenadores en 12 años hablan de todo, menos de continuidad en el equipo de la capital española. Parece más bien la estadística del Getafe o el Rayo Vallecano, que la del Real Madrid. Pero no es de sorprender. Ese desprecio por el factor humano y esa ingratitud no son de hoy. En 1998, Jupp Heynckes fue echado apenas unos días después de conseguir la Champions, para lo cual la afición había tenido que esperar nada menos que 32 años. Pues en aquella ocasión tampoco bastó con romper un maleficio de más de tres décadas para que en hombre trabajador y exitoso siguiera en la dirección técnica.

Quizá Javier Hernández tenga menos argumentos que Ancelotti para decir que el fin de su ciclo en Madrid ha sido ingrato, pero los que tiene, valen mucho. Y qué mejor que la propia afición madridista para valorar el paso del Chicharito por ese club tan grandioso como ingrato. La gran mayoría le ha dado muestras de cariño y agradecimiento ante esta inminente salida. Prácticamente toda la opinión pública coincide en señalar que el azteca no tiene ni tendrá cabida en el cuadro titular, pero que había cumplido una extraordinaria labor como suplente, y que por eso no deberían dejarlo ir.

Al final se irán los dos. Hernández saldrá ganando después de esta breve etapa como jugador merengue, que seguramente no pasó desapercibida para clubes importantes de Europa y podrá, por fin, encontrar un sitio en el que pueda jugar como titular. Ancelotti sale revalorizado como el entrenador más ganador en la historia de la Liga de Campeones. El perdedor será el ingrato club, que difícilmente encontrará a un técnico de esa calidad y a un delantero que se rompa el alma en cada entrenamiento y en cada partido. A cambio, llegarán varias estrellitas millonarias. A ver si rinden.

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