Argentina: «Messi, no eres tú, soy yo…»

En el mundo del fútbol también existen genios. A lo largo de una tupida historia han desfilado incontables figuras que a corto, mediano o largo plazo, se convirtieron en símbolos e ídolos de su selección o del club de sus amores. Pero pocos, muy pocos, han logrado enamorar y adornar con títulos a ambas camisetas. Aquellas remeras a las cuales les juraron, en su momento, amor eterno.

Indudablemente han existido figuras fuera de serie como Pelé que ganó 3 mundiales con Brasil y rompió la Liga Brasileña con el Santos. O como Maradona que alcanzó la gloria en el Mundial de México 86′ con la albiceleste y que a su vez fue ídolo en Boca Juniors de su tierra natal y el Napoli de Italia. También monstruos de la era contemporánea como CR7 que es ídolo en Madrid, en Manchester y en Portugal, hilando una carrera exitosa de principio a fin que sigue adornando con récords individuales y la reciente Eurocopa que consiguió hace poco más de un año.

Por otro lado, existe Lionel Messi. Hablar de Lionel es tema aparte. Desde los inicios de su carrera pintaba para grande. Un fénomeno con pasaporte argentino que se crió, educó y desarrolló en territorio catalán. Pero eso no lo aparta del amor que tiene y desborda por la Argentina. Infinitos han sido sus detractores y críticos pero, de alguna manera u otra, nadie sabe callar bocas como lo sabe hacer ‘La Pulga’. Deidificado en Barcelona y la Liga Española. Crucificado en su propio país y Selección. Nadie puede exigirle a Lionel que sude la camiseta porque se rompe toda por alcanzar la gloria vistiendo la albiceleste. Nadie puede decirle que no marca porque se ha convertido en el máximo goleador histórico de su país superando a un loco llamado Gabriel Batistuta, apodado ‘Batigol’… no hace falta explicación. 58 veces ha desgarrado las redes y miles de gargantas que cantan ensordecedoramente esos poemas en forma de gol. Pero entonces, ¿qué le falta al ’10’ con su Selección? Títulos, señores, títulos. Porque goles son amores. Pero campeonatos son matrimonios, son glorias, son… romances con sello vitalicio.

No hace falta enumerar la cantidad de trofeos que ha llevado a La Masía y al Camp Nou. Mucho menos los que acumula en sus vitrinas personales. Hablemos hoy del Lionel Messi que viste de azul y blanco. Porque sí, pareciera que Lionel maneja un álter ego en cuanto se enfunda con los colores de su Selección. Se le nota desesperado, ansioso, frustrado. No se encuentra. Se presentan finales de Copa América, Mundiales en instancias definitivas, y Messi no termina por aparecer. ¿Será todo culpa de la afinidad de jugar en Barcelona casi a ciegas? ¿Será culpa de sus compañeros en el fútbol español que lo han acostumbrado a que toda pelota hay que dársela SIEMPRE al ’10’? Podrán ser muchos los factores y aquí les presento algunos:

1- La presión juega en su contra

‘La Pulga’ jamás se ha caracterizado por ser un líder nato dentro del terreno de juego. Podrá responder y contribuir con goles, regates, asistencias y remontadas de ensueño, pero nunca será ese tipo que se cargue un equipo en hombros. En Barcelona nunca tuvo, ni tendrá, esa responsabilidad. En territorio catalán Lionel juega suelto, relajado y con un historial que lo respalda y que lo avalará por siempre. En Argentina no. Es hora de que la selección mejore la relación con su público. Es hora porque estos jugadores se lo merecen. Messi se lo merece. Han llegado a muchas fases finales pese a trayectorias espantosas. No es lo que se esperaba, pero tampoco hay que olvidar que los Mundiales y las Copas Américas no se ganan por detalles.

2- Poca conjunción con sus compañeros de Selección

Sin duda alguna no es lo mismo compartir vestidor, entrenamientos y partidos cada semana con sus compañeros de club que concentrarse con su Selección dos o tres veces al año (dependiendo el calendario FIFA). Pero si de calidad hablamos, privilegiado es Lionel, así como lo son sus compañeros, por compartir un terreno de juego plagado de estrellas. En palabras de Paulo ‘La Joya’ Dybala: «Les va a parecer una locura lo que voy a decir pero, jugar con Messi es muy complicado». La incógnita aquí es: Si el fútbol es un deporte de conjunto, ¿por qué Messi debe jugar para sus compañeros o sus compañeros para él? Si los mismos argentinos resolvieran ese enigma, Argentina ya habría sido, de nuevo, campeona del mundo.

3- Ambición + Poco Tiempo = Escasos Resultados

El tiempo transcurre y él sabe que no se hace más joven. Las posibilidades se reducen y eso lo denota en su rostro cada que brinca a la cancha con la remera albiceleste. Es tanta la ambición por redondear su carrera con un título de selecciones que a veces parece querer hacerlo todo él solo. No dudamos de su capacidad, lo hemos visto recorrer el terreno de juego entero con la pelota pegada al pie para después enfundarla en el fondo de las redes, no es eso. Simplemente volvemos a que los grandes campeones se hacen de grandes conjuntos, no de grandes individualidades.

La Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 está a la vuelta de la esquina. La esperanza de la Selección Argentina está depositada en él, como era de esperarse. Toda la Argentina le reza a Messi. Queda un sólo partido pendiente de las Eliminatorias de Conmebol, se juega en Ecuador. La moneda está en el aire y, suceda lo que suceda, Lionel será idolatrado o protagonista del mayor fracaso en toda la historia del fútbol argentino. Esperemos que la pelota no sea tan cruel como para privarnos de Messi en la próxima Copa del Mundo.

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