Son ya tantos años en el Real Madrid, jugando siempre a un nivel altísimo, que mucha gente no recuerda que los inicios de Sergio Ramos se dieron lejos de Valdebebas. Fue en Sevilla, a diez minutos de su natal Camas, tierra de toreros, donde el hoy capitán del equipo merengue dio sus primeros pasos como futbolista profesional.

En el equipo hispalense, Ramos compartió vestuario con jugadores como Dani Alves, Andrés Palop, Frederic Kanouté, Jesús Navas, Adriano, Enzo Maresca y Javier Saviola, la base de un plantel que poco tiempo después forjaría la mejor época en la historia del club, sobre todo a nivel europeo. Curiosamente, ese periodo dorado llegaría ya sin Sergio, que se marcharía a Madrid por 27 millones de euros, cifra histórica para un defensa de 19 años.

11 años después de aquel fichaje, Ramos ha correspondido con creces a las expectativas que en su momento puso el Real Madrid sobre él. Ha ganado todos los títulos posibles y, con la salida de Iker Casillas hace poco más de un año, el defensa sevillano ha tomado la batuta como el máximo referente del club más laureado del mundo.

A pesar de tanto éxito y a pesar de tantos reflectores, Ramos no olvida su esencia sevillana. Todos los veranos visita a su familia y amigos de la infancia y es común verle como uno más en las calles de Camas y Sevilla. Tampoco olvida sus pasiones, pues su tierra natal ha sido también cuna de grandes artistas del toreo y Sergio, sin prejuicio alguno, toma un capote en sus tardes de gloria futbolística y convierte un campo de fútbol, en el albero de La Real Maestranza de Caballería.