1. Te apasionas y te diviertes. Podrás ser el portero más “buena onda” del mundo, pero cuando hay que pegarle un grito a tu defensa, vaya que lo haces. Eres el jugador que mejor encuentra el equilibrio entre “el futbol es una diversión” y “el futbol es mi profesión y la voy a respetar y a dignificar”.

2. Tu caballerosidad. No he visto muchos jugadores que al momento del volado, en esos instantes de tensión que anteceden a cada partido, se den el tiempo de abrazar, platicar y bromear con el capitán rival y con los árbitros. Y al final del partido, si perdiste vas como caballero a felicitar, y si ganaste, igual vas como caballero a consolar a los rivales.

3. Amas a los niños. He visto infinidad de partidos tuyos con la selección italiana, con la Juventus e incluso con el Parma, y cuando el protocolo exige salir al campo de juego tomando a un niño de la mano, no hay nadie en el mundo que lo haga con tanta naturalidad, alegría y ternura. Y una persona que ama a los niños, no hay forma de que sea una mala persona.

4. Paras como los dioses. A tus 38 años, sigues estando en la cima del mundo, y muchos ya te catalogamos como el mejor portero de todos los tiempos. Nadie ha estado 20 años parando a ese nivel. Parece que cada día juegas mejor, y para eso, solo hay un secreto, dicho por ti mismo: profesionalismo.

5. Los consejos que das. Algunos de tus compañeros te ven como amigo y otros hasta como un padre. Cuando la Juventus comenzó terrible la temporada, le dijiste a un Morata decaído y frustrado: “métete a llorar en una habitación y cuando te canses de llorar, cuando dejes de sentir ese bajón, volverás y serás importante”.

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6. Das todo por tu país. Bastaría con verte cantar Fratelli de Italia antes de cada partido para afirmar que amas a tu país. Pero si después de entonar el himno te pones los guantes y te vas a tu portería para detener lo imposible, entonces comprendemos que no solo se trata de la parafernalia de cantar con orgullo.

7. Jugaste en la B. Cuando la Juventus descendió por el Calciopoli (el escándalo de arreglo de partidos), tranquilamente te pudiste haber marchado a cualquier otro equipo de Europa, al que quisieras. Acababas de ser campeón del mundo y todos hubieran deseado tenerte en su plantilla. Pero mi querido Gigi, tu eres de los pocos que todavía juegan por amor y no por dinero.

8. Te encanta ganar. Hace pocos días, leí un comentario bastante estúpido donde alguien señaló que Casillas estaba por encima de ti, y su “argumento” fue comparar los títulos ganados por cada quien. Tú vales mucho más que eso. Y si de títulos se trata, también ganaste el más importante, el de campeón del mundo.

9. Tienes humildad. Sabes donde estás parado y no alardeas de más. Cuando te preguntaron si Manuel Neuer o tú, dijiste que Neuer. Cuando viste que esta selección era más de hombres que de nombres, aceptaste ese papel de no favorito y mandaste un claro mensaje como capitán, al resto de seleccionados.

10. Eres un auténtico líder. Cuando Italia quedó eliminada del Mundial de Brasil, no te alejaste de la selección ni te escondiste de las cámaras. Tampoco permitiste que el fracaso se quedara impune. Alzaste la voz y dijiste algo muy cierto: “cuando realmente hay que tirar del carro, somos los viejos de siempre los que damos la cara por Italia”. Dos años después, Balotelli y varios jóvenes más no han vuelto a vestir la camiseta azzurra, y tú sigues cargando el peso del equipo.