El efecto Beckham

Cinco equipos tuvieron el privilegio de contar con el señor Beckham en su plantel, no solo por su calidad como futbolista, sino también porque fue, es, y seguirá siendo una máquina de hacer dinero (en su primer año después del retiro, sin patear un solo balón, ganó 75 millones de dólares en contratos publicitarios). Teniendo un toque de balón privilegiado, llegando a ser capitán de la selección inglesa y habiendo ganado la Champions League, resulta curioso que la rentabilidad del inglés haya sido mayor fuera de la cancha.

Su matrimonio con la ex Spice Girl Victoria, en 1999, fue un detonante. Si su imagen ya vendía por sí sola, al unir su vida con la famosa cantante, la exposición mediática aumentó de manera exponencial. Ya eran dos celebridades en una misma familia, que posteriormente crecería con el nacimiento de Romeo, Brooklyn, Cruz y Harper, los cuatro hijos de la pareja.

Por eso, no es obra de la casualidad que después de su debut en Manchester, el fino mediocampista haya elegido jugar en ciudades grandes, importantes, cosmopolitas, icónicas de la moda, y referentes en cuestión económica y social: el entorno ideal para los negocios de Victoria, quien se convirtió en una exitosa empresaria de la industria de la moda. Fue un ganar-ganar: los clubes que lo ficharon pudieron explotar su imagen, y el matrimonio supo capitalizar su estadía en esas ciudades clave.

MANCHESTER

El sueño de David Beckham, el mismo que tienen millones de niños, comenzó a hacerse realidad a los 11 años, cuando un cazatalentos le vio posibilidades de destacar en el mundo del futbol. Mejor aún que la invitación viniera del Manchester United, un club con prestigio y con una sólida estructura en fuerzas básicas, que además era el equipo favorito de Beckham y de su padre.

Todo parecía perfecto, excepto los 342 kilómetros que lo separaban de su natal Leytonstone, un suburbio de Londres. Sin embargo, la oportunidad era inmejorable y la decisión estaba tomada. Tras cuatro años de ir y venir, a los 15 se mudó definitivamente a Manchester y debutó con el primer equipo a los 19 años, ese 2 de Abril. En las siguientes ocho temporadas, Beckham forjaría su leyenda como uno de los mejores jugadores en la historia del club.

El efecto Beckham: Los sueños se cumplen. Un jugador de los suburbios capaz de debutar y convertirse en ídolo del club más famoso de Inglaterra, y sobretodo, demostrando que el físico no está peleado con el talento deportivo. Becks tiene ambos.

MADRID

En el verano del 2003, el Real Madrid anunció el fichaje de David Beckham, sumándolo a la lista de “galácticos” que ofrecieron un mayor rendimiento en lo económico que en lo deportivo. No importa. El futbol moderno ya no está regido solamente por los resultados dentro de la cancha. Hay números afuera de ella que para algunos directivos son más importantes. Y Florentino Pérez lo sabía cuando fichó a la estrella del Manchester United.

En menos de un año, el equipo de la capital española vendió un millón de camisetas con el apellido de Beckham y el número 23 que eligió para portar, dejando atrás el mítico 7 del United, pues en Madrid ese dorsal lo ocupaba Raúl, otra leyenda del equipo merengue. Lo más impactante del caso es que la suma de las camisetas vendidas por los demás galácticos (encabezados por el propio Raúl, Zidane, Figo, Roberto Carlos, Ronaldo y Casillas) acumularon 700,000 unidades. Ni entre todas esas estrellas pudieron superar al británico.

El efecto Beckham: Ya no basta solamente con un análisis del nivel futbolístico. No hay fichaje alguno en un gran club que no haya sido analizado también desde un punto de vista mercadológico.

 

LOS ANGELES

En los casi 20 años que tenía de existencia la MLS (Major League Soccer) cuando Beckham arribó a Los Angeles, ningún jugador y ninguna franquicia habían podido llenar continuamente los estadios y darle el estirón definitivo a una liga que había tenido un crecimiento paulatino en esas dos décadas. Sin embargo, sabedores de que se requería un gran golpe mediático para confirmar de una vez por todas esos avances, la liga hizo una inversión millonaria pero segura: 250 millones de dólares para darle a la estrella inglesa el contrato más alto desde la fundación de la MLS y uno de los más lucrativos en toda la historia del deporte estadounidense. A diferencia de las ligas europeas, en el futbol de Estados Unidos las contrataciones están regidas y autorizadas por el comisionado. Por supuesto, la ciudad elegida tenía que encajar con las precedentes residencias de los Beckham. Y fue así como la liga llegó a un acuerdo con el Galaxy, el equipo de Los Angeles.

El efecto Beckham: Desató la locura en todos los estadios en los que se presentó, levantó los ratings de la MLS y fue pieza fundamental para que el futbol soccer alcanzara su nivel más alto de popularidad en Estados Unidos, igualando ya a la NBA y superando a la NHL, la liga profesional de hockey.

MILÁN

A los 33 años y con la popularidad por las nubes, la familia Beckham hizo otra escala en una gran ciudad europea. Nuevamente la combinación perfecta entre futbol y glamour. El AC Milan es uno de los clubes más importantes del mundo, ha sido campeón de Europa siete veces (solo superado por el Real Madrid) y por sus filas han desfilado grandes jugadores de la historia del futbol. Para Victoria, Milán era una oportunidad de oro para expandir la imagen y el reconocimiento de su marca en una ciudad que para ello se pinta sola.

En la parte futbolística, David aprovechó que la MLS tiene un calendario diferente al europeo, y en el receso de temporada estadounidense, se mantuvo en forma jugando y ayudando al equipo rossonero a clasificar a la Champions League en dos temporadas consecutivas. Su estancia en San Siro fue de dos temporadas en las que disputó 29 partidos de liga, pero nuevamente su rendimiento deportivo pasó a segundo plano porque la camiseta del Milan, ahora con el número 32, se vendió como pan caliente por todo el planeta.

El efecto Beckham: Aunque el Milan fue el único equipo en el que no logró salir campeón de liga, el Spice Boy y su mujer volvieron a convertir en oro todo lo que tocaron en su paso por Italia.

PARÍS

El rol de Beckham pasó de estrella activa del futbol europeo, a un embajador de la Primera División Francesa, una liga que siempre había mirado con recelo la opulencia de las ligas española, inglesa o italiana, ya conquistadas por Becks en sus años de gloria. París fue la ciudad perfecta para acoger al jugador y a su familia, acostumbrados a las particularidades de las grandes ciudades y las exigencias de los grandes clubes.

A raíz de su llegada al PSG, la ciudad luz se convirtió en uno de los destinos predilectos de las grandes estrellas del futbol mundial. Zlatan Ibrahimovic, Ángel Di María, Edinson Cavani, James Rodríguez y Radamel Falcao son algunos de los nombres ilustres de jugadores que han llegado a Francia en los últimos años. Fue allí, en París, el 18 de Mayo de 2013, donde puso el punto final a su época como jugador, sin poder evitar que las lágrimas salieran de sus ojos. Pero, como dicen por ahí, el final de una etapa suele ser el principio de otra.

El efecto Beckham: Cambió la percepción que tenían las grandes estrellas de ver a Francia como una liga de segundo nivel, y la llevó al primer plano en cuestión deportiva y financiera.

 

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