Un par para este viacrucis

Por Adrián Ojeda

Yo no sé si el Morelia se va a salvar. Quedan 22 jornadas por delante en este peculiar torneo que disputa palmo a palmo y semana a semana con Puebla, Guadalajara y Sinaloa. Lo que sí sé es que haber ganado en Puebla, rival directo en la lucha por la permanencia, fue tan vital como no dictar una sentencia de muerte casi ocho meses antes del fin de la travesía.

No es que el pesimismo se hubiese apoderado de mi, sino que la presión de estar a nueve puntos de los poblanos, ellos con un partido pendiente, y a seis de los tapatíos sin haber aprovechado su derrota, habría sido tremenda, y normalmente cuando la gente siente el agua hasta el cuello, tiende a hacer cosas que con la cabeza fría y con cierta tranquilidad no haría.

Me daba temor que una derrota en la Angelópolis le costara el cese a Enrique Meza. Espero que un cambio en la dirección técnica no pase ni por la mente de los directivos. Meza es un hombre serio, educado, trabajador, que llegó a Morelia con cuatro títulos de liga en su palmarés y toda la humildad del mundo para tratar de rescatar un barco que él ni siquiera había abordado cuando se comenzó a hundir.

Nadie en Morelia, en su sano juicio, está viendo la posición en la tabla general que ocupa el equipo, todos estamos pendientes de la de porcentajes. Pero resulta que el “Ojitos” tiene a los michoacanos en zona de liguilla, resulta que hace cuatro meses tomó a un equipo desahuciado que venía de hacer 23 míseros puntos en dos torneos, resulta que armó un cuadro competitivo con gente de experiencia que llegó con un objetivo común, resulta que ha sobrepuesto a su equipo a la lesión de su capitán, y resulta que el Morelia revivió en Puebla.

De nueve puntos de distancia que pudieron ser, ahora son tres. Ha empezado un nuevo torneo y ese triunfo importantísimo también se le tiene que agradecer a los jugadores, en especial a los que se la están rompiendo por una causa que hace unos meses ni les pertenecía ni la conocían. Aquellos que han demostrado su profesionalismo a carta cabal para salvar a una institución, a una afición que es la que más sufre.

Facundo Erpen es el claro ejemplo de ello. Un líder que se ha partido el alma desde que se enfundó la camiseta monarca, como lo fue Pellerano hasta su lamentable lesión, tal como lo está haciendo el Chato Rodríguez con toda su experiencia, ahora con el gafete de capitán comandando a sus compañeros. Ya prácticamente todo el plantel está contagiado positivamente y consciente de lo que se están jugando. Si hay alguno que aún no lo hace, que pida un par de… que seguramente le harán falta para los 22 partidos que restan del viacrucis.

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