Razones para creer

La Copa Confederaciones ha iniciado y México ya salvó el escollo más difícil, aquel que representaba la selección campeona de Europa, comandada por Cristiano Ronaldo. Vienen los que, a priori, serían los rivales más accesibles del grupo (mucho más Nueva Zelanda que Rusia). Por eso, hay motivos para creer.

Confianza a tope. Por primera vez desde 2005, la selección mexicana llega a una Copa Confederaciones con la tranquilidad de caminar con paso firme en el hexagonal final. Y cuando eso sucede, esta competencia se convierte en una vitrina al mundo y no en un laboratorio de pruebas ni en una olla de presión para encarar el tramo final de las eliminatorias. La última vez que llegó así, libre, suelto y sin tensión, México jugó en Alemania una gran Copa bajo la dirección de Ricardo Lavolpe.

El más experimentado. El Tri está en su séptima participación dentro de este torneo, y nadie de los que lo acompañan en esta travesía rusa la ha jugado más. Australia y Nueva Zelanda (4) siguen en esa lista, y después está la selección alemana y los Leones Indomables de Camerún (3). A ellos hay que sumarle los tres debutantes: Chile (bicampeón de América), Portugal, monarca europeo por primera vez, y la anfitriona Rusia, ya que al ser un torneo de campeones continentales era imposible que lo hubiera jugado antes.

Sin peso de anfitrión. Contrario a lo que ocurría hace cuatro años, esta vez el anfitrión de la Copa Confederaciones no asusta a nadie. En 2013, Brasil partía como gran favorito y al final lo ratificó ganando su tercera Copa de manera consecutiva, con un 3-0 a México incluido en el camino. El hecho de jugar contra el país sede, suele convertirse en una doble o hasta triple misión: superar al rival, al árbitro y al entorno. Nuevamente el Tri salió sorteado en el grupo del local, pero al menos en esta ocasión, no se trata de un temible rival.

Forjados en mil batallas. Tener más jugadores en Europa no significa tener la mejor selección de todos los tiempos. El Tri actual dista mucho del que forjó Menotti y capitalizó Mejía Barón, pero es una realidad que el fogueo que han adquirido más de una decena de jugadores en las mejores ligas del Viejo Continente, se convierte en una fortaleza sobre todo a la hora de jugar partidos de mucha presión. Una buena parte de los seleccionados mexicanos han jugado Champions, Copas del Mundo y demás competiciones de alto nivel.

El único campeón. De las ocho selecciones que están tomando parte en el certamen internacional, la única que sabe lo que es levantar este trofeo es la mexicana. Cierto es que la gloria llegó hace 18 años, pero les aseguro que si fuese Alemania la campeona de 1999, nadie cuestionaría la relevancia y el peso histórico de este dato. Y aunque ya han pasado casi dos décadas, todavía hay un sobreviviente de aquel plantel: el capitán Rafael Márquez.

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