La Copa se revalúa

Por ADRIÁN OJEDA

Siete ediciones se han jugado de la Copa MX desde que se volvió a instaurar este torneo que data de 1943 (el mismo año en que el futbol mexicano se profesionalizó), y que desapareció durante 15 años para finalmente regresar en 2012, con una primera edición tibia, desdeñada por los equipos de Primera División y por la mayoría de las aficiones que acudieron a cuentagotas a los estadios. Dorados de Sinaloa, que en ese entonces jugaba en la división de ascenso, ganó aquella Copa tras vencer en la final a Correcaminos, también de la segunda categoría.

La Copa tomó un nuevo impulso a partir de la segunda edición. El destino puso su granito de arena, pues al cruzarse los caminos de América y Cruz Azul en semifinales, el interés de la afición creció a tal punto que aquel 3 de abril de 2013, el Estadio Azteca lució pletórico para ver cómo el equipo cementero eliminaba por la vía de los penales y en su propia casa, a los de Coapa. Eventualmente, los celestes se consagrarían tras vencer al Atlante en Cancún, y a partir de entonces, los equipos de Primera dejaron de menospreciar el torneo.

Todavía hacía falta un incentivo deportivo, y éste llegó en 2013, cuando la Liga MX anunció que los dos campeones de Copa obtendrían su boleto automático a una final entre ellos, cuyo vencedor ganaría un pasaje a la Copa Libertadores de América. Desde entonces, los clubes de la máxima categoría han acaparado todos los trofeos. Morelia ganó la Copa MX del Apertura 2013 de la mano de Carlos Bustos tras vencer al Atlas en una dramática final. Por tercer torneo consecutivo, la Copa se decidía en penales.

Tigres sucedió al Morelia en el Clausura 2014, ganando la tercera Copa de su historia. Aquella ocasión fue la última en que un equipo de la división de ascenso alcanzó la final del torneo. Oaxaca consiguió la proeza de alcanzar la instancia final, pero el equipo de Ricardo Ferretti era mucha pieza para los Alebrijes y el marcador así lo demostró. Un contundente 3-0 le dio a los felinos el título y confirmó la hegemonía de los equipos de Primera.

Si bien la Copa ha seguido siendo un escaparate para los juveniles y la oportunidad de seguir en ritmo para los que no juegan en la liga, cada vez más clubes apuestan por incluir a algunos de los titulares en los partidos de Copa, sobretodo en las instancias decisivas. Santos Laguna, gracias a la profundidad de su plantel, consiguió su primer título copero bajo la tutela de Pedro Caixinha, derrotando al Puebla en penales tras un empate a dos en tiempo regular.

Apenas seis meses después, el equipo poblano tuvo su revancha y llegó a su segunda final de Copa consecutiva, pero ahora el resultado fue muy diferente. Nuevamente apareció el dramatismo con un festín de goles y la pasión desbordada en las tribunas. Sí, el mismo torneo que hace tres años era tan menospreciado, ahora tenía otra final trepidante, con un equipo grande como protagonista que despertó la atención de medios y afición. El 4-2 con que se coronó el Puebla ante el Guadalajara en un gran juego, confirmó que la Copa estaba de regreso.

Será por las ganas de festejar algo, por su largo ayuno de títulos, o porque (como sospecho) la Copa MX se está consolidando como el torneo de categoría que era antaño, el caso es que el flamante campeonato conseguido por las Chivas en León, está siendo festejado por todo lo alto, tal como lo hizo la afición del Cruz Azul hace dos años. Un desfile multitudinario por las calles de Guadalajara que concluyó en La Minerva, nos da una idea de lo importante que ha sido este título para el Rebaño.

Todavía queda mucho por trabajar, la Copa puede y debe seguir creciendo, pero del 2012 al día de hoy, solamente tres años después, el crecimiento ha sido exponencial, la afición se ha involucrado más y para los equipos de Primera ya no es más un molesto trámite que tienen que cumplir. ¿Una final en fin de semana en una sede designada previamente? Bueno, ese podría ser el siguiente paso. Mientras tanto, la Copa sigue adquiriendo valor e interés por todos lados.

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