La Copa América le queda grande a la selección B de México. La Copa América no le quedaba grande a la selección A de México. Así de fácil. La diferencia es notoria. En el fútbol actual, con las distancias acortadas drásticamente en el fútbol de selecciones (clubes es otra cosa), es muy difícil que un representativo B destaque en cualquier competencia. Vamos, ni Argentina ni Brasil ganarían esta Copa América con su segundo equipo. No habría por qué pensar que México lo haría.

Pero una cosa es no ganar el torneo y otra muy diferente es viajar a Sudamérica para hacer el ridículo. Y peor aún, ya con el antecedente de lo que había ocurrido cuatro años atrás en Argentina. Con el equipo A nunca ganó México la Copa América, pero llegó a dos finales, a tres semifinales y a dos cuartos de final. Es decir, que en siete participaciones, superó siempre la primera fase. 100% de efectividad. No levantó nunca el trofeo, pero ganó prestigio y respeto entre aficionados, rivales y especialistas del Cono Sur.

En las dos últimas ediciones, la maldita Copa Oro, de un nivel infame, ha sido la culpable, en complicidad con las decisiones de los directivos mexicanos, de esta debacle mexicana en Sudamérica. Y todo porque el pase a la Copa Confederaciones se gana en la Copa Oro, de ahí que la prioridad sea este torneo molero, que encima de todo, ya no se gana con la jerarquía de antes. Estas decisiones nos han alejado de los grandes de Sudamérica y a su vez, se nos han acercado los modestos países de la CONCACAF.

Esta comparativa lo dice todo: