Jugando en otra liga

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Por ADRIÁN OJEDA

En el mundo del fútbol se dice que un equipo juega en otra liga cuando su nivel está muy encima de los demás, cuando cada fin de semana salta como gran favorito porque simplemente hay una marcada superioridad futbolística entre ese equipo y el resto de la liga. Como ejemplos actuales y palpables podemos citar al Bayern Munich en Alemania o la Juventus en Italia. Ambos clasificaron con autoridad a los cuartos de final de la Champions League como únicos representantes de sus respectivas ligas, las que por cierto dominan con más de 10 puntos de ventaja en camino a un título inminente.

Bien podría utilizarse el mismo término cuando la situación es a la inversa, cuando hay un club cuyo nivel es infinitamente INFERIOR al resto de los participantes. Y en México, llevamos ya dos torneos consecutivos en que ese equipo es el Morelia. La competencia en este país se ha reducido a 17 equipos que cuando juegan entre sí pueden dar una campanada histórica como lo hizo la Universidad de Guadalajara derrotando al América en el Estadio Azteca, que pueden COMPETIR con todo y sus limitaciones y buscar un objetivo acorde a su presupuesto y a su jerarquía.

El decimoctavo, el Morelia, ha caído a un nivel tan pobre que no puede aspirar a nada. Vamos, ni siquiera a pelear por no descender. Su situación era tan buena antes de caer en el abandono por parte de su directiva, que ni siquiera tienen ese problema, lo cual ha hecho que su presencia en esta liga sea todavía más opaca. Quizá por eso los jugadores tampoco muestran en la cancha ese sentido de urgencia por rescatar puntos, puntos que serán ultra necesarios a partir de Agosto próximo.

Quizá por eso la afición esté actuando de manera tan tibia y permisiva ante tan desesperante situación, porque todavía no sienten el agua hasta el cuello, aunque las aguas están mucho más profundas y oscuras de lo que ellos piensan. Porque en cualquier equipo con amor propio y con algo de raza, ya habría una presión tremenda pidiendo la cabeza de Pablo Boy, el PEOR presidente que ha tenido el Morelia en toda su historia, el que, como títere, ha permitido esta desbandada de jugadores.

Si Usted quiere hacer dinero seguro, apuéstele en contra al Morelia en los seis partidos que restan del campeonato. Quizá haya uno, o cuando mucho dos, que le fallen. El resto serán ingresos seguros a su cuenta. Porque el Morelia está en otra liga, en una liga que no le pertenece, en la que está olvidado por la prensa, por su propia directiva, y ya también por cierto sector de su afición. Porque ir a verlos perder cada 15 días al estadio no es un síntoma de fidelidad sino de sumisión. Hay que ir, sí, pero a exigir, a manifestarse, y no solo al estadio sino al entrenamiento, a las oficinas, a donde los escuchen los altos mandos del equipo, que de altura no tienen más que el cargo que ostentan.

Esto es jugar en otra liga. Enfrentar a rivales que pelean por algo, ya sea por el título, por la liguilla o por el no descenso. Y hoy, tenemos 17 equipos peleando por algo. El decimoséptimo incluso, que es el Querétaro, está a cuatro puntos de los puestos de liguilla, y el fin de semana anterior venció al Atlas, un candidato para estar en las finales, lo cual significa que dentro de sus limitaciones, es un equipo que puede COMPETIR. Más lejos está el Morelia del penúltimo lugar, que los mismos Gallos del octavo puesto. Eso, señores, es jugar en otra liga.

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