Alemania es la mejor selección de fútbol del mundo, de eso no cabe la menor duda. Pero, ¿será capaz de establecer una época de dominio absoluto y de generar una dinastía como lo hiciera su antecesora en el cetro mundial, España? Sus primeros resultados como campeona del mundo no hacen presagiar que así sea.

La Mannschaft tiene un pobre registro de 3 triunfos, 1 empate y 2 derrotas (ante Argentina en amistoso como local y después contra Polonia por las eliminatorias para la Euro 2016) e incluso aparece en segundo lugar en su grupo clasificatorio por debajo precisamente de los polacos y empatado con Escocia e Irlanda, por lo cual tendrá que pisar el acelerador si quiere asegurar su presencia en la cita europea del verano próximo.

La selección brasileña dominó el fútbol mundial desde finales de los 50´s hasta la culminación de la era de Pelé, en México 70. Fueron doce años de dominio, con el periodo interrumpido en Inglaterra 1966. Después podemos recordar a la Francia de Zidane, o a la Argentina de Batistuta que dominó el continente americano a placer a principios de la década de los 90 y que, de no haber sido por aquella histórica suspensión a Maradona, pudo haber culminado esa hegemonía con un título en el Mundial de Estados Unidos.

Por supuesto, el reinado reciente de España quedará marcado como uno de las más importantes en la historia del fútbol mundial, con tres títulos mayores consecutivos y una racha de 35 partidos sin perder. Brasil también estuvo invicto la misma cantidad de partidos entre 1993 y 1996, Argentina (1991-93) no conoció la derrota en 33 partidos consecutivos, y la poderosa Hungría de los 50’s tuvo una racha de 30 partidos invicto, misma cantidad que hilvanó la selección francesa entre 1994 y 96.

Hoy en día, pensar en una selección que establezca una marca así resulta casi una quimera, sobretodo si consideramos que Alemania, la que podría hacerlo por su status actual, ha tenido ya dos reveses en apenas seis partidos desde que estrenó su cetro mundial.